Quizás uno de los capítulos más emocionantes se vivió en el programa de anoche de Gran Hermano. Una dinámica desafió los sentimientos, las voluntades y los deseos de los jugadores cuando la orden de “congelados” fue pronunciada por “El Supremo”. Así se vivió una gala que despertó miles de emociones tanto en los "hermanitos" como en los espectadores, donde los jugadores debían contenerse y mantenerse inmóviles mientras sus familiares los visitaban.
“El congelado”: una dinámica que desafiaría en lo más profundo a los participantes
Santiago del Moro ya había anunciado cómo sería la dinámica que pronto tendrían que superar con fortaleza los jugadores. “En las próximas semanas, en un futuro, puede ser que suene una alarma y que todos tengan que quedarse inmóviles, como si fuesen una estructura de hielo”, les explicó su conductor. Así ese momento llegó en la gala de anoche, donde tres padres de los participantes ingresaron a la casa y ellos tuvieron que quedarse “congelados” y contener todas las emociones que los sofocaban.
En el día de ayer, el sonido del teléfono sorprendió a los hermanitos. “Furia” que se encontraba en el baño, corrió a atender completamente desnuda en la parte inferior de su cuerpo. Así, la participante avisó a sus compañeros que todos debían quedarse “congelados”. Luego la voz de Gran Hermano vino a confirmar la advertencia y pronunció las mismas palabras.
La primera visita: Emmanuel se reencontró con su esposo
En ese momento los ojos de Emmanuel cobraron el doble de tamaño. Su respiración era cada vez más rápida y no podía mantenerse de pie. Por la puerta entró su esposo, con una caminata rápida se dirigió directamente a Emmanuel. “No te muevas, te amo, reíte, disfrutá”, logró pronunciar a su esposo mientras lo besaba y lo contenía. Luego se dirigió a su cuarto, se encontró con “Furia” en el camino, desnuda. “¿Te estabas bañando?”, le preguntó. Entró a la habitación, abrazó su almohada, se reposó sobre su cama y por último le dejó un regalo.
Luego recorrió la casa, se acercó de cerca a Zoe y Rosina. “Quería ver si eran tan lindas de cerca”, les explicó. Finalmente, abrazó y besó a Emmanuel hasta que la voz de Gran Hermano dio la cuenta regresiva para que se vaya. En ese momento, “Emma” se desplomó en el piso y sus compañeros fueron a asistirlo. Allí, todos fueron puros elogios: “¡Qué hermoso que es!, ¡qué linda pareja que hacen!, ¡qué fachero que es!”, le expresaron sus hermanitos.
“Licha” recibió la visita de su novia y todos quedaron impactados con su belleza
Luego el formato se volvió a repetir pero en este caso fue un personaje femenino el que entró por la puerta. Inmóvil, a Lisandro se le llenaron los ojos de lágrimas en el momento en que vio a su novia atravesar el ventanal de cristal. “Tranquilo Li, quieto. Llorá, estoy acá, estoy bien. No te muevas, te amo, no hables, ¿ok?”, le dijo con dulzura mientras lo acariciaba. “Estoy bien, tranquilo, disfrutá tu sueño. Recargá pilas, estoy acá. Vine a conocer dónde te viniste a instalar. Te amo un montón.”
“Les traje algo para que compartan, a todos”, les avisó la joven. “Te voy a abrazar y ni se te ocurra moverte”, le advirtió a Lisandro y en una abrazo que no se terminaba , “Licha” lloró sin parar. Con una sonrisa comenzó a mirar a todos y con picardía pronunció: “Al fin los conozco, al fin conozco a Furia”, dijo entre risas. Al igual que el anterior, “Licha” se desvaneció sobre la mesa y todos acudieron a abrazarlo. “Es divina”, “Tiene energías re lindas”, “fue hermoso” comenzaron a exclamar todos, extasiados de la emoción.
Un amor que no tiene comparación: Nico recibió la visita de su mamá
Por último, la cara de Nicolás cambió cuando vio a su mamá por la puerta. A diferencia de los otros estaba atónito, con los ojos muy abiertos. Sin embargo no emitía mayor expresión. No lloraba ni se agitaba.
Sin tocarlo su mamá le indicó desde la distancia: “No te muevas, no te muevas. Te amo”. Susurrando le advirtió que se divierta. “Te voy a dar un beso, vos quieto. Te amo hijo”, pronunció su madre mientras lo acariciaba. Nico cerró los ojos y se dedicó a estar en el abrazo de su madre.
Cuando esta se alejó, el hermanito comenzó a temblar. Su madre recorrió la casa y les aconsejó que “ordenen un poco”. Luego lo abrazó por la espalda, le acarició los brazos y se tomó el tiempo de sentir la presencia de su hijo. Mientras tanto todos lloraban de fondo. Al salir por la puerta su madre, Nico se dejó caer en el sillón, anonadado mientras todos lo abrazaban. “¡Te juro que me sentía en otro universo!”, exclamó atónito Nicolás.